7 de noviembre de 2016

DET FINNES IKKE DÅRLIG VÆR, BARE DÅRLIGE KLÆR. ISLAS LOFOTEN, NORUEGA (2)

Tras una hora más o menos entramos en un pequeño puerto en el que advierten llevar ruedas de invierno. No llevamos las extremas de pinchos de acero, pero sí unas buenas ruedas de invierno.Ha pasado solo una curva cuando medio somnoliento la oigo gritar que se le está yendo el coche!!!¡Vlady, Vady que se me va, que patina!Me despierto de golpe y le agarro el volante sin saber muy bien qué hacer.

Tras varios bandazos de un lado a otro de la carretera, por fin se detiene el coche sin salirse del helado asfalto.

Hemos tenido suerte, pero está claro que hay que ir mucho más lento según está el firme.


Decidimos que de nuevo conduzca yo.

Tras cientos de km de tensión, decidimos parar en el siguiente pueblo que llaman Svolvaer. Son las 22:00 de la noche y poco hay abierto salvo una gasolinera.

Miramos las opciones y al final nos decantamos por una hamburguesa…


Tras los pises correspondientes de nuevo a la tensión de la conducción.

Tenemos que pedir que nos cambien las ruedas – Le digo a Ori.
A la vuelta pasamos por Leknes, donde tienen la otra sede, y que nos las cambien – me responde - Voy a mandarles un mensaje ahora mismo!

Por fin y tras 9h de viaje, con el cuerpo agarrotado y los ojos rojos por la falta de parpadeo, llegamos a la casa del amigo de Ori donde nos esperaba ducha caliente y cama.


Día 16
Otro día soleado es el que nos ofrece este, para nosotros, séptimo día en Noruega.


Así que heladas de nuevo en cuanto se ponga el sol, y durante día en zonas de umbría.

Paso de conducir de noche Ori. Me duele todo el cuerpo de la tensión.

Con esa idea salimos de la casa del amigo de Ori, en busca de los siguientes objetivos. El primero ir a Leknes a ver a Mike para el tema de las ruedas.

El paisaje de nuevo nos estremece nada más salir de la casa.


Se tiene la sensación de estar en el fin del mundo…

Ori revisa los correos y ve que no ha tenido respuesta de Mike. Aun así decidimos pasarnos ya que nos pilla literalmente de paso porque vamos hacia el final de las Islas Lofoten con intención de dormir lo más abajo posible.


Tras media hora de coche, llegamos a la otra sede de Arctic Campers.


Pero al parecer Mike no está y así nos lo confirma un vecino al que creemos hemos despertado.


Esperando verle a la vuelta mañana, continuamos con el plan del viaje.

Pero antes aprovechamos para rellenar la nevera en un pequeño supermercado de Leknes, que vemos tiene horarios muy similares a los de España, a pesar de ser domingo.


Luego continuamos camino y nos vamos a hacer un pequeño hiking de 2km y 200m de desnivel que consite en llegar a una enorme playa que hay al otro lado de uno de los fiordos llamada Kvalvika.


De nuevo, al ser día festivo, nos encontramos a gente en la actividad.
Cuatro coches, literal, pero para nosotros es como si fuera mucha gente después de tantos días sin coincidir con casi nadie.


Este día, el frío es más intenso sobre todo cuando cruzamos al otro lado del fiordo, ya con la playa a la vista, que se une el viento que viene de ese lado.

Craso error por mi parte al ir solo con la camiseta de lana merina y el chaleco pensado que la subida de los casi 200m de desnivel me harían entrar en calor.


Por ello y porque el sol parece ir a esconderse en poco tiempo decidimos no bajar hasta la playa.

Nos ponemos en modo búsqueda de un buen lugar para dormir antes de que la noche nos pille y nos expongamos de nuevo al hielo de la carretera.


También queremos darnos un homenaje cenando en un restaurante, pero la cosa es complicada.

Al ser octubre, es temporada baja, y mucha gente cierra y se va de vacaciones en estas fechas. Por ejemplo este restaurante con cocina local que nos habían recomendado.


Finalmente, tras muchas vueltas, acabamos casi sin querer en un camping. Concretamente en Moskenes.

Tras negociar el precio, aparcamos y de repente notamos que hay una luz muy potente que se asoma en el mar.


Es la luna!

Un pedazo de luna enorme que se mueve más rápido de lo normal y en poco rato asoma para deslumbrarnos.

La noche ya está instalada y nosotros empezamos a sacar la carpa, las sillas…hasta que nos da por ir a preguntar al dueño si sabe de algún sitio para cenar.
Resulta que si, y está bastante cerca. Se llama Maren Anna y está abierto hoy.

Raudos recogemos y nos vamos al restaurante.

Un lugar acogedor, con pocas mesas con un atento y animado camarero, que resulta ser francés y guía de montaña!

La carta, algo escasa en opciones, hace que nuestra elección sea rápida: "Pescado fresco del día (fresh cach)".


No tenemos prisa y nos lo tomamos con calma.
Tanto que al final nos quedamos los últimos.

¿Queréis postre? – Nos pregunta
Sí, claro – nos decidimos – Queremos el brownie.

Estamos esperando la llegada del plato final de la cena, cuando de repente entra el camarero diciéndonos que salgamos fuera rápido.

En un principio pienso que algo le está pasando al coche que lo hemos aparcado en un sitio raro…pero al abrir la puerta no hace falta que nos diga nada más.

Brutal! el cielo está verde!..."líneas" verdes que lo recorren de lado a lado!
Si, es la buscada aurora boreal!


Lo cierto es que ya dábamos por perdida la posibilidad de verlas, siendo además una noche de luna llena, pero ahí estaba, cubriendo el cielo de serpientes verdes que parecían bailar en el negro cielo cruzándolo hacia un lejano viaje.


Entramos de nuevo para coger las cámaras y hacemos varias fotos.

La intensa luz de la derecha es la luna llena

Este fenómeno es de esos que pueden durar varios minutos o tan solo unos segundos, por lo que hay que estar rápidos para poder fotografiarlo ya que hay que hacerlo aumentando la exposición de la cámara, llevandola ya preparada.

Yo lo intento con la GoPro pero mi modelo no tiene opción para aumentar el tiempo de exposición (que yo sepa) y sale todo negro.
Con el móvil también lo intento pero solo se aprecia un poco.


En cambio con la Nikon de Ori conseguimos tomas más que decentes.

Tras pagar y despedirnos del amable camarero, nos vamos al camping, donde podemos hacernos un par de fotos más antes de los últimos coletazos de este indescriptible fenómeno por el que tan solo por verlo en directo ya merece la pena venirse hasta aquí.


Aunque el tema quedarse quieto con este frio es complicado.


Y salimos algo movidos :P



Día 17
Este es el primer día que podemos desayunar fuera de la carpa.


 Y además con un amanecer de esos que te deja embelesado.


Esta foto no tiene ningún tratamiento, es tal y como se veía.


Una vez desayunados, recogemos y salimos del camping, ya cogiendo camino hacia Tromso, para irnos hacia nuestro siguiente objetivo. Svolvaer.

El plan es subir a una de las piedras características de los hiking de Noruega, conocido como la Puerta del Diablo.

Pero antes nos pasamos por Leknes, a ver a Mike, que ya nos ha contestado y nos ha pedido estar sobre las 11:00 allí para solucionar el problema de las ruedas.
Ya con él, nos ofrece cambiar a otro coche que tiene allí preparado con las ruedas con puntas metálicas, pero tras comentarle lo que nos ha pasado nos dice que si es por el hielo no vamos a notar diferencia entre unas ruedas y otras, que lo del hielo es cuestión de ir lentos, tranquilos y tener paciencia.
También nos cuenta que han habido tres accidentes la noche pasada, lo cual no nos sorprende.

Finalmente decidimos seguir con el nismo coche.

Nos despedimos muy agradecidos y continuamos camino a Svolvaer.


De camino, no podemos evitar seguir parándonos para hacer fotos.


Como esta.


Y esta otra.

 Posible candidata al calendario para el mes de noviembre :D

Luego, sin más entretenimientos entramos en Svolvaer.

La Puerta del Diablo está casi en el centro de la imagen, 
a la derecha de piquito que se ve en el marcado collado entre las dos montañas

Cuando estamos llegando Ori decide no apuntarse a este hiking, prefiriendo usar el tiempo que yo esté haciéndolo en irse a correr.


Yo, por mi parte, decido hacerlo en plan rápido, como siempre temiendo conducir de noche dado lo despejado del cielo de hoy.

Ya en Svolvaer, sincronizamos relojes y calculo que estaré en el coche de nuevo a las 16:30.

Llevo un mapa, bajado de Internet, pero según nos había comentado la chica española del Erasmus, era fácil de seguir aunque más técnico que la subida al Segla.


Efectivamente, nada más comenzar te encuentras es una placa que tiene instalada una cadena guiada con barras.

Con la GoPro no se aprecia bien, pero es bastante más vertical de lo que aparenta

Luego comienza una especie de trepada continua entre rocas y árboles, en la que subes desnivel rápidamente.

 ¿Me ves?

Durante la subida tienes siempre a la vista otra aguja característica, con dos piedras separadas arriba, que sale en muchas fotos de publicidad de Noruega y a la que parece se accede escalando.


No es el objetivo pero me llama poderosamente la atención.

Cuando llego al balcón, donde el terreno se vuelve más llano, el sol, a mi espalda, ya está en lo más alto…que aquí es poco y siempre estas con la sensación de que se está haciendo de noche.


Aquí me encuentro a tres jóvenes a quienes saludo y pregunto, con mi mal inglés, por la puerta del diablo, pero no me saben decir ya que es la primera vez que están aquí.

Me too!

Continúo mi camino siguiendo unas marcas que hay de vez en cuando en la roca.

Cuando de nuevo el desnivel se vuelve positivo veo aparecer a un chico morenos de unos 25 o 30 años que baja, solo, y en dirección contraria a la mía.

De nuevo en mi mal inglés le pregunto por la piedra encajada, y este sí sabe de ella pero me dice que no la ha encontrado.
Extrañado por el acento con el que me contesta le pregunto si sabe español y me dice que poco, bromeando…Resulta que sí es del terruño, concretamente de Barcelona!

Intercambiamos algunos comentarios y cada uno continua su camino deseándonos suerte mutuamente.

Según avanzo voy mirando hacia atrás ya que me he fijado en que las marcas solo están puestas para que se vean si subes, en cambio para bajar no hay ¿?


Esto ya me pone en alerta sobre esta senda que seguramente sea de una sola dirección y se trate de un recorrido circular.

La puerta del diablo está en el marcado colladito tapizado de verde, en la otra vertiente

Llego a la cima más alta, la que llaman Floya, y me sorprende descubrir que las marcas no van hacia ella, por el contrario continúan por la cresta hacia el otro lado.


Estoy en estas cuando veo a lo lejos que sube alguien. Es Mario, el chico catalán que al parecer sube de nuevo. Al principio pienso que es porque se le ha olvidado algo, pero cuando nos juntamos me confiesa que ha decidido probar suerte de nuevo a ver si la encuentra.
Juntos continuamos el marcado camino por la cresta, hasta que llegamos un collado bastante profundo, antes de llegar a otra aguja puntiaguda.
Bajo y me asomo.

¡Está aquí Mario! - le grito.


El lugar es de lo más peculiar y hasta hay un tubo en el suelo del collado, frente a la piedra, que puede ser usado para colocar un palo selfie.


Nos hacemos varias fotos mutuamente.


Luego bajamos raudos por la helada senda mientras intercambiamos conversación e historias de esas que se cuentan en la montaña.

Ya en el coche, después de dejarle una bombona de gas para su cocina que nosotros no vamos a usar y de la que insiste en pagarnos, le dejo unas tarjetas para que me escriba y así mandarle las fotos.
Nos despedimos pero con la idea de vernos esta noche de nuevo ya que dormiremos en el mismo sitio.

Después de llenar el depósito de la Caddy por segunda vez, continuamos viaje, esta vez retrocediendo, hacia el lugar donde los chicos de Arctic Campers indican hay una compañía de guías de escalada y una “Escuela de Escalada” con un bar, y quizá zona para dormir con la furgo.

Mario nos sigue durante unos km, hasta que en un momento dado nos da las luces y nos dice que paremos un momento.

Chicos, que he visto un sitio que me motiva para ir a verlo. Luego si eso nos vemos en la zona de dormir, tengo ganas de compartir algo especial con vosotros.

Nos damos la mano, con la sensación de que es una despedida y nos deseamos suerte.

Ya no le veríamos más.

Seguimos camino ya con el sol casi escondido con unos de los atardeceres más bonitos del viaje.


Pasamos varios puentes hasta que llegamos al local, que descubrimos está cerrado hoy, y mañana no abren hasta la tarde.


Tras alguna foto desde una de las ventanas donde se ve la decoración con pies de gatos, friends, junto a otro material.
También lo que parecen unos croquis de una zona de escalada en roca con una gran montaña detrás.


Regresamos de nuevo por los tres puentes de los semáforos buscando un nuevo lugar para aparcar y dormir ya que hay obras en la carretera y lo que creemos es la zona de dormir en la que habíamos quedado con Mario, hay máquinas ocupándolo, así que justo en el primer puente llamado Engøysundet, descubrimos un buen apartadero y allí nos quedamos.


No nos da tiempo a mucho más ya que la noche se ha apoderado del sobrio sol de estas latitudes y solo nos queda montar la carpa, cenar, desmontarla y verse un par de capítulos de Juego de Tronos.



Día 18
Este es nuestro día de regreso hacia Tromso para, al día siguiente, coger un avión hacia Trondheim donde comenzaba la segunda parte del viaje.

Las vías  de escalada deportiva están en el muro en sombra encima de la señal de velocidad

Al amanecer, tras el desayuno, me voy en busca del baño…y descubro la verdadera Escuela de Escalada!


Una pena no haber traído equipo (solo me he traído un par de pies de gato), pero la esperanza de poder hacerlo era muy baja, ya que la zona está genial para pasar un día escalando en deportiva.


El equipamiento es peculiar y parece de reciente creación.


Químicos y parabolt en una veintena de cortas vías de unos 8 o 10m de alto en tres paredes que están juntas y con reuniones (las que pude ver) de chapas sin argollas.




He buscado por la red y no he encontrado casi nada, por lo que aquí os dejo el lugar exacto de la zona por si quereis ir en un futuro ;)

Contento pero con el mono de escalar aumentado, marchamos del parking hacia la siguiente visita de regreso a Tromso.

En este mapa se puede ver todo lo que hemos recorrido en la zona norte de Noruega

Ya que tenemos todo el día y sabemos que las nubes se acercan para cubrir los cielos que evitarán las temidas heladas, decidimos hacer algo de turismo más tranquilo.

Paramos en Storvagan, donde está el Museo de Lofoten y que está abierto!


Aquí la chica que nos vende las entradas nos comenta que hay un pack en el que podemos ver además del museo, una exposición de pintura y el aquarium.


Aceptamos.


Tampoco podemos estar mucho tiempo.


Por lo que lo vemos todo con cierta prisa.


Viendo el museo.


Viendo cómo vivían los primeros habitantes de estas inhóspitas tierras.


De que como fueron evolucionado, creando faros y afincándose en el pueblo, adquiriendo más comodidades.


Dónde reparaban, fabricaban y guardaban las barcas.


Tras este nos vamos a la exposición de pintura de Espolin, que es un pintor de la zona.


Casi corriendo nos vamos al aquarium que es donde pasamos más tiempo.


Sorprende ver que tan solo hay nutrias y focas.
Estas últimas muy estresadas las cogemos ya que les están limpiado el sitio y les tienen vacío el recinto.


Dentro ya muchos más peces en peceras enormes.


Estrellas de mar.


Y cangrejos.


Por lo visto desde aquí hay paseos en barco pero no en estas fechas.


Tras hacer un poco el tontico, nos marchamos al coche.


Queda un largo camino.


Hacemos una parada para comer la penúltima comida que hacemos en la furgo, entre otras cosas salmón, y seguimos sin ya parar hasta cerca de Kavaloya, donde no encontramos sitio para dormir alejado de las carretas, así que decidimos continuar un poco más y cruzar un tunel que por lo visto es de peaje, pero ya nos da igual, estamos cansados de tanta horas de coche y solo queremos un sitio para aparcar, cenar y dormir.



Al llegar al tunel vemos que pone que es de peaje pero no vemos ninguna barrera ni caseta donde pagar, así que nos metemos en el túnel y esperamos que al otro lado haya alguna barrera donde parar, meter la tarjeta y pagar lo que cueste, pero cuando llegamos al otro lado, el túnel se acaba y no hay nada ¿?


CONTINUARÁ…

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