30 de abril de 2010

LA VERTIENTE OSCURA (LIBRO)

Es el libro que menos me ha gustado de Joe Simpson, pero no porque esté mal escrito, sea aburrido o no sea su estilo, es más bien porque esta basado en un tema que podría reducirse a un artículo de una revista, en una columna de opinión, no como tema concreto de un libro.





También las largas conversaciones que mantiene con sus compañeros se hacen pesadas.

Luego la organización, que al leerlo me ha dado la sensación de que daba tumbos por aquí y por allá como si se tratara de un cajón desastre.
Esto, a mi modo de ver, le ha quitado garra a la lectura y te hace perder el interés en muchas ocasiones.

Con ello no quiero decir que el tema principal del libro, la falta de empatía, compañerismo y valores que nunca debería perderse en el olvido y enseñar a nuestros sucesores, no sea importante. De hecho creo que es una de las partes más importantes de la escalada en particular y de la montaña en general.

En la montaña se vuelve de alguna manera a los orígenes en los que el respeto por los demás, siendo empaticos en cada momento y actuación, evitando en mucho el egoísmo, es parte del atractivo en la montaña.

Cuando empecé en esto, recuerdo que con sorpresa, viniendo una vida en la gran urbe, ver como la gente te saludaba y dejaba pasar en los caminos con una sonrisa, cuando en la ciudad, nadie se saludaba salvo si se conocían previamente y si podían ponerse delante de ti lo hacían sin más y no sintiendo ninguna culpa o remordimiento por ello, argumentando que “todo el mundo lo hacía”.
Ahora, lo que me parece raro es justo lo contrario...

Volviendo al libro, decir que sin ser de mi agrado por lo dicho, sí que lo recomiendo al menos por lo que ello hace plantearte cuando ves o te encuentras desgracias en las que puedes ayudar, aunque sea tan sólo para dar ánimos a quien está perjudicado, aun a sabiendas que ya nada se puede hacer por él para que sobreviva.
Como dice el propio Joe, lo peor de morir en la montaña, no es el hecho de desaparecer, sino el hacerlo solo, sin nadie a tu lado que te coja la mano o te de un abrazo.

27 de abril de 2010

SKY LINE (TOROZO+BDR)

La profunda tos me ataca y me hace echarme hacia delante, desperezándome de mi momentáneo descanso sobre el sillón con ruedas que uso para ponerme delante del monitor y escribir cada historia de montaña, hasta que consigo controlarla.
También me hace acordarme de esa mujer que tenía a mi lado el jueves, a las 22:00, en el excesivamente caluroso y abarrotado vagón de metro, con la misma tos que ahora disfruto yo.

¿Por qué la gente no se pondrá por lo menos la mano?

Repaso lo escrito hasta ahora y continuo donde me había quedado.


Sábado 24 ABR

…no podía creer lo que me había pasado, el maldito croquis se me había escapado de las manos y estaba volando hacía arriba por una corriente de aire ascendente.

- Chavales, se me acaba de escapar de la manos el croquis – Les digo a Yago y Antonio que andan entretenidos deshaciendo las cuerdas para poder asegurarme en este segundo largo.

Los tres, nos quedamos absortos mirando como el papel con los croquis sube ligero, hasta perderse de nuestra vista.

El día antes, Antonio me había mandado un mensaje para que imprimiese los croquis ya que se le habían olvidado en el curro. Casualmente cuando le doy a imprimir en casa a la ya muy antigua y ruidosa Epson Stylus Color 440, con los cartuchos de vete a saber cuando, se enciende la luz parpadeante que indica el final de unos de los colores básico para imprima. El negro.

Tras unos retoques en los colores, consigo sacar algo, en magenta y azul, que nos pueda servir para orientarnos en la caótica pared Sur del Torozo, donde pasan y cruzan decenas de líneas por el mismo sitio dando lugar un casi imposible recorrido completo de una vía específica.

El primer largo que se ha dado Antonio, en los croquis lo dan de IV, pero tras pasar los tres nos damos cuenta que más bien debería tratarse de un V+, por lo que deducimos no nos hemos metido correctamente ya desde el principio, cosa habitual en esta pared.



Estoy resignándome a la perdida del croquis que nos podría aclarar algo nuestra escalada, cuando recuerdo que en la mochililla que llevo a la espalda metí la guía de Gabi, de 1994, por si decidíamos cambiar de vía por está ocupada.

No es la mejor orientación ya que aparte de tener muchos años y ser en dibujo, le añadimos que según unos de los aperturistas de la vía del Friend nº 1, objetivo de día, estaba mal dibujada en anteriores croquis, pero mejor que nada…

El largo que me toca no tiene chapas y comienza por una fisura semi ciega, húmeda y con musgo, pero sencilla.



Tras unos metros la fisura me empieza a llevar hacia la derecha donde el agua caída los días anteriores busca la mejor manera de bajar. También la protección empieza a ser más difícil y lo peor es que me estaba alejando de la reu que ya había localizado a la izquierda.

- Hey, acabo de ver el croquis! Está justo debajo de la reu pegado a la roca!



Animado por el objetivo y por la posibilidad de recuperar el preciado tesoro, continuo subiendo sin referencia alguna de seguros fijos y viendo que no me quedaba otra opción que subir hasta bien arriba y luego travesear hacía la izquierda.

- ¡Te quedan 5m de cuerda Vlady!

¿Juer y ahora que más? – Pienso

Entonces veo horrorizado como el croquis lo empuja el viento hacia abajo y se coloca como a 5m de la reu.

Mierda…no te muevas más!


Lo que me queda es una travesía de roca lisa sin fisuras, hasta llegar al techo.
Tras un rato de delicados movimientos ya que mi último cacharro quedo ya lejos, llego a al preciada reu y observo como el croquis amenaza con largarse de un momento a otro.

He llegado con la cuerda justa, por lo que no puedo plantearme pasar la cuerda por la reu y que mis compañeros me bajen para alcanzarlo.



Sólo queda la opción de que ellos lo cojan.

Cuando están ya cerca de la reu, vemos tristes como el papel con nuestra orientación en la pared se aleja hasta colocarse como a 40m más abajo en una fisura donde parece haberlo cogido un remolino que lo cambia de sitio casi continuamente.



Estando ya en la reu, nos movilizamos para que Antonio baje rapelando y lo intente coger, pero el maldito papel sigue amenazando desaparecer y la parafernalia de montar el rapel y demás hace que finalmente desistamos y nos guiemos por la información que guardo a buen recaudo en mi mochililla.

Bajo este techo poco vemos, pero Yago ha localizado una chapa a la derecha, por encima, donde hay un paso atlético tirando de una cortante lajilla con los días contados.



La siguiente reu la monta casi 60m más arriba, sin percatarse de que tiene una montada a la izquierda, con dos cáncamos negros, un poco más arriba.
La cambiamos y ahora es Antonio quien se ata los cabos del miedo y avanza decidido donde piensa que indica el croquis.



Tras unos metros de subida en medio travesía a la derecha, le oímos comentar que hay otra reu.

- ¡Debe ser de otra vía! ¿Cómo lo ves? – Le decimos desde la seguridad de nuestra posición.
- ¡Por aquí no subo! – Confiesa buscando una respuesta de ánimo por nuestra parte.

Sacamos la guía e intentamos descifrar donde estamos y por donde podría ser. Tras una interpretación excesivamente exhaustiva para las líneas generales que observamos, le indicamos que tiene que regresar y que debe ser por las fisuras adiedradas que está a un par de metros a nuestra derecha.

Un destrepe delicado de Antonio le deposita en la nueva línea propuesta.



Pero la cosa no mejora.

El recorrido se ve técnico sin reposo aparente y con delicadas protecciones, sobre sucias fisuras y grandes bloques móviles.

Cuando ya le perdemos de vista, Antonio nos informa de que no sabe como resolver el siguiente tramo y está parado en un antiguo y oxidado clavo que tiene instalada una cinta Express abandonada.
Tras colocar un seguro más arriba para reforzar el clavo decide destrepar hasta nuestra posición.
En el rato que Antonio ha estado luchando el largo, he tenido un gran cambio en mi ánimo al notar escalofríos a pesar de que el sol calienta, entre las nubes, lo suficiente como para notar la ropa caliente, llevando ropa de sobra puesta.

Yago y Antonio se percatan de mi estado y decido no esconderlo. Está claro que tengo fiebre.
Intento hidratarme todo lo que puedo y mantenerme en movimiento para que el cuerpo siga luchando.

Por alguna razón que aun sigo sin entender, interpretamos que en los croquis el largo difícil es el de la chimenea/canalizo que había tras este largo, cuando luego en casa nos sorprende comprobar que estamos equivocados y que el largo más difícil de la vía lo dan preciosamente en este.

Yago, sin saber este dato, decide terminar el largo que Antonio a dejado protegido a unos 15m de las cintas rojas que cuelgan bajo la vertical chimenea, que interpretamos es la siguiente reu y por lo tanto próximo objetivo, penado que así me dejaba el largo difícil.



Ahora quedo con Antonio en la reu mientras este le asegura y yo intento mentalizarme de que no estoy tan mal como para no poder escalar, aunque me sienta débil y el no haber dormido más que unas pocas horas, más el viaje de 2h y pico desde Madrid, junto con la subida de 50min hasta pie de vía en el mismo día.

Un rato después, está Yago avisando de que podemos subir, cosa que me alegra sobre todo por que por fin podría moverme de la reu y así valorar mejor mi estado físico.

Salgo yo primero y cuando paso el tramo de los bloques sueltos, sale Antonio.

El largo se las trae y contiene un montón de pasos delicados con protección ajustada y de grado, en conjunto, valoramos de 6a.

Yo, a mitad del largo decido irme hacia la derecha donde veo una par de patatas donde agarrarme un momento y descansar.

Uff…no estoy bien.

Antonio por el contrario se ve obligado a tirar por el lado izquierda de este casi vertical muro, para poder recuperar un friend que ha puesto Yago.



Enseguida compruebo que los tres no podemos ponernos donde está Yago y que la reu es incómoda, montada sobre algún clavo y un fisu abandonado, así que decido quedarme un poco más abajo en un pequeña repisa y salir desde ahí para enfrentarme al supuesto largo más difícil de la vía.

Con todos los cacharros colgando observo desconfiado la amenazante y sucia chimenea mientras Antonio y Yago me animan.



A vivir el ahora…

Los primeros metros son sencillos y avanzo por la chimenea tras proteger en su fondo con un par de cacharros. Mi respiración es más acelerada de lo normal, signo inequívoco que de que estaba necesitando usar más energía de la necesaria y que el cuerpo estaba usando para regular la temperatura por la fiebre.
Pero el cuerpo es sabio y aporta la energía concentrándola donde es más necesaria en cada momento y ahora tocaba salir de esta.

Tengo la suerte de disponer de una buena IA, por lo que en plena vía suelo hacerle caso y normalmente acierto.

Espero que esta vez no la tenga alterada por la fiebre…

En mitad de la chimenea, descubro una patata roma en el espolón izquierdo que puedo alcanzar con el pie izquierdo, subirme sobre ella y probar suerte con el otro lado que parece menos vertical.

Ya subido en la patata roma, busco con la mano izquierda algo donde asirme y poder pasar el peso, lo malo e que no llego a ver que es lo que hay al otro lado y sé que una vez saque el pie derecha para hacer cambio de pies, volver a la chimenea será tarea imposible.

La IA no me falla y llego a una lajita que me deja meterme dentro de una más benévola fisura, donde puedo descansar un momento y recuperarme para continuar por lo que seguía, que no parecía mejor que lo pasado.



Descubro una par de cintajos pasados por un gran puente de roca, de lo cual informo a Yago y Antonio por si quieren subir aquí y asegurarme más cómodamente.
Deciden que siga.

Por alguna razón el tiempo me empieza a obsesionar y tengo la sensación de ir muy lento en mi escalada, por lo que empiezo a escalar rápido (o eso creo) para llegar a la seguridad de la siguiente reu.

El tramo que sigue obliga a darte unos pasos algo agobiantes, sobre todo si vas con mochila y no quieres salirte por fuera por miedo a caer.

Tras este, llego a otro tramo vertical de chimenea muy sucia y poco agradable.



Subo unos pocos metros intentado descubrir por donde atacarle mejor pero no lo veo nada claro, así que destrepo y decido mirar la guía en detalle.

Esta no me aclara nada, pero descubro que como me he saltado esa reu de los cintajos, que marca el croquis y que la siguiente está muy lejos. Temeroso de quedarme sin cuerda, decido montar una aquí mismo y asegurar a mis compañeros.

Mientras llegan a mi lado sigo observando la roca y me imagino las posibilidades de escalada que tiene, descubriendo una debilidad en el lado derecho de la pared, donde además faltan un parte de trozos de roca dejando al aire un tono rosado.

Tiene que ser por ahí.

Cuando ya están Yago y Antonio a mi lado, les comento la jugada y me confirman que a ellos también el parece por ahí.

Ya con los cabos del miedo en mi arnés, comienzo a subir mientras vuelvo a encontrarme de nuevo mal, eso hace que mi cerebro no coordine bien y me sienta muy patoso, tanto que me tienen que dar indicaciones del paso para salir por el lomo derecho que no soy capaz de adivinar como hacerlo.



Por fin, después de pensarlo demasiado, me decido a darle como me dicen y salgo al lomo encontrándome un par de buriles. Una abajo y otro a mi lado que chapo con mucha incertidumbre y que decido proteger con un Alien amarillo antes de enfrentarme al tramo húmedo que me espera.

Respiro profundamente para oxigenarme y atacar este tramo que aunque aparenta ser sencillo, la humedad de la roca lo hace peligrosos y expuesto.

Tras un par de resbalones, por fin consigo llegar a la reu que queda a la izquierda de la salida de la Vía Gran Diedro que reconozco enseguida.

Una espera corta y estamos los tres en la reu, para pasarle los cabos del miedo a Yago que le toca el último largo que haremos escalando.

Luego trepada de IIIº por el lado izquierdo de la cueva y foto de cima animados por la comida y bebida que nos regalamos.



Me vuelvo a encontrar bien, pero no puedo bajar la guardia. Aun queda la larga y delicada bajada con algunos destrepes de los de no caerte.



En poco rato Yago y Antonio con sus largas piernas me sacan ventaja, cosa que no me preocupa ya que el camino es evidente y nos vemos de sobra.

Los accidentes ocurres casi siempre en las bajadas.



Ya cuando va a comenzar el tramo menos inclinado, hay un pequeño destrepe en el que hay que bajar entre dos piedras que tienen otra que sirve para llegar a una cuarta y de la que ya llegar a terreno herbosos.
Yago está ya muy abajo y solo le veo el casco debido aun desnivel. Antonio, más cerca está mirando como bajar ese desnivel que le separa de Yago y yo estoy en plena faena intentando llegar con el pie izquierdo a la cuarta roca mientras me apoyo con el derecho en la tercera piedra.
De repente noto como esta se mueve bajo mi peso y me encuentro sin agarre de manos para poder sujetarme. En un último intento me medio lanzo a la cuarta piedra mientras el vació se hace bajo mi pie derecho desprendiendo la piedra del tamaño de una rueda de coche. Consigo encaramarme sin problemas y me da tiempo a darme la vuelta para gritar a mis compañeros.

¡Piedraaaaa!

Veo sorprendido como la piedra va a toda pastilla cogiendo cada vez más velocidad dirigiéndose a Antonio que la mira esperando un cambio de dirección.
La gran piedra choca al lado de Antonio contra una laja haciendo que salten chispas y llegando ese clásico olor a quemado a mi nariz.
Peto la roca aun no se ha detenido. Por el contrario ha cogido más velocidad y se precipita a Yago que no puede verla por el desnivel en el que se encuentra.

¡Cuidado Yago, piedraaaaa!

La piedra salta por los aires y la veo encaminarse como un obús hacia el casco rojo de Yago como atraída por el. Yago está atento y justo en el último momento se parta para que impacte en el suelo y continúe su camino bajando la canal como alma que lleva el diablo.

Tras el susto y una hora larga después llegamos a la furgo cansadísimos.

No tengo maldita la gana de conducir pero el hambre puede más y busco energía alternativa para llegar al primer restaurante que veamos.



¡Carnaca!

Tras la copiosa cena, toca búsqueda de un lugar para dormir que no tardamos en encontrar pasado Hoyocasero.


Domingo 25 ABR
La noche para mi ha sido malísima, mucho calor, la garganta me duele y estoy con una ronquera que parezco Malamadre de la Celda 211. Aun así nos decidimos por ir a BDR que está al lado y hacer algunas vías de deportiva.



Como los dos ya han estado en La Pedrera del Valle, les llevo a otra zona llamada El Cancho, donde hay tres vías y sólo una de ellas encadenada.

Pasín Vol. 1, cotada de 6c+, aun por encadenar y por lo tanto por confirmar.




Garbanzos de Oro
, 6a+ y única encadenada, con un paso de fe antes de la reu.



Y Pasín Vol. 2, cotada de 6b+/6c también sin encadenar con un bloqueo final que hay que hacer en desplome.



Siguen sin encadenar.



Luego regreso a la furgo, Madrid y cama.

22 de abril de 2010

CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS 0064 ABR10

Este número, al menos en su índice, prometía ser interesante por algunos de los artículos propuestos.
Veamos si las promesas son cumplidas o son simples intenciones.

Critiquemos constructivamente pues.

Desnivel nº 286: La portada en la que sale el indiscutible escalador deportivo Chris Sharma luchando su Jumbo Love con graduación 9b, es la carta de presentación a un debate que en un artículo en el interior Alex Huber, desmenuza en una entrevista que le hacen más adelante.


Lo primero que me llama la atención es la columna de Armand Ballard, aperturista de grandes míticas, como la famosa Amor de Odio al Peñón Divino y su necesidad de reequipamiento, al menos de las reus, en la que habla de la “involución” de las vías en lo que se refiere a equipamiento y protección.
En mi opinión aun hay muchas cosas por abrir, sin expansivos, ni clavos, dejando la pared como nos la encontramos, sólo hay que caminar un poco más y estar dispuesto a ello.

Luego me paro en lo que llaman nuevos productos que me hace fijarme en una mochila de Millet de 35l llamada por su creadores Prolight en la que su precio lo marcan de 49,90€…50€ vamos.
Conocedor de esta marca, decido investigarla para ver si es ese precio real, ya que podría ser una candidata para no machacar tanto la de 50l que uso ahora para todo.

Pues tras una búsqueda no muy profunda, solo encuentro que Venturalia la vende, pero por algo más del doble. 110€ ud.

El desenlace en el fe de errores del nº 287, de Mayo.

Tristemente pasan muchas hojas hasta que me llama la atención algo. Un artículo sobre escalada en Portugal. Concretamente lo que se conoce como A Peneda, al Norte y que en mi viaje en SEP09 en el que me recorrí con la mediana desde A Coruña hasta un poco más abajo de Lisboa, estuve algo más que cerca de ella, concretamente en Faro de Budiño.



La zona promete, granito, fisuras, diedros y miedo.
Si es igual que la del Faro de Budiño, resulta abrasiva y su color negro atrae el sol como una mochilla llena de barritas a un oso en Yosemite, por lo que olvidad el verano como visita ya que al parecer da el sol desde primera hora.

Tras unas pocas hojas me paro a leer el artículo de la entrevista a Alex Huber, en el que le piden su opinión sobre el grado 9b.
Destacar que él mismo no se ve capacitado para hablar sobre el tema ya que su escalada está centrada más en otro tipo, aun así da su opinión poniendo en duda lo que ya hizo en su momento con la vía Chilam Balam propuesta de 9b+.


Está claro que este tipo de “polémicas” sólo afecta a un reducido grupo de escaladores que pueden llegar a este tipo de grados siquiera a pensar la posibilidad de algún día hacerlos. Sinceramente, me da un poco igual.

Lo siguiente que me llama la atención, es un artículo en lo que llaman técnica sobre los frenos actuales, presentados por Tino Núñez, especialista en material como todos sabéis.
Destacar un comentario que hace sobre el Grigri: El error más flagrante es la utilización de Grigri en rutas de Big Wall…El Grigri y el Cinch incluso son recomendados por grandes expertos norteamericanos del Big Wall en sus blogs…Increíble!

¿Quién serán, quien será? De momento busco por la red y me encuentro con esto:


Minuto 5:40, fijaros con que aseguran a Alex.

¿Se referirá entonces a los Huber? Aunque ellos son alemanes...
Nunca lo sabremos...
Yo por si acaso seguiré asegurando con grillo en chapas y con Reverso o similares, cuando la cosa vaya de friends y fisus.

En la suscripción han cambiado la mochila por el durisimo casco Skywalker de Mammut, o una tabla de entrenamiento.


Casi para finalizar, un artículo (si no me equivoco el primero publicado en Desnivel) del bloggero Oskar Linares, de su reciente viaje a Marruecos donde nos enseña la zona de la garganta de Amellago, un lugar donde escalar deportiva un poco más allá de la del Todra.

En las últimas hojas, en lo que llaman material probado, de la mano de Tino Núñez de nuevo, destacar un casco que había visto y tenido en la manos en una reciente feria, aunque no en la cabeza y que me llamó poderosamente la atención su doble carcasa desmontable. El Alpine shield de Wild Country.


Pero según parece, asegura que lo probaron durante 4 meses y al tercer día se les rompió una de las pestaña de ajuste de la nuca...sorprendente revelación!!!

19 de abril de 2010

HISTORIA DE UNA APERTURA ANUNCIADA [02] (ARROYO DE LOS HUERTOS Y COLLADO DE LA ROMERA)

En la entrada anterior:

La emoción de subir por un sitio desconocido, si habrá algún paso infranqueable, si la suciedad podrá con nuestras esperanzas, si algún bloque nos pegará algo más que un susto durante la escalada, si conseguiremos salir por arriba...

Decididos sacamos todo el material y colocamos las cuerdas en el pie de vía, no vaya a ser que nos quiten la línea! jejeje

Con más peso del que pueden soportar mis caderas colgado del arnés, decido dejar a la niña en la mochila ya que no sabía lo que me iba a encontrar ni tener que pasar y mejor que los niños no vean estas cosas.

Lo siento pequeña, pero te tendrás que esperar a píe de vía.



Mientras, Antonio, se vuelve a las mochilas para abrigarse más.
En el interior de la brecha, corre un ligero viento que unido a la humedad puede dejarle helado mientras me asegura.

La incertidumbre que me produce subir por un sitio nuevo y además sin saber si te estas metiendo en la boca del lobo, hace que la adrenalina corra por mis venas haciendo que me sienta fuerte y tremendamente concentrado, alerta ante cualquier detalle y ruido.

El primer tramo es una placa clavada en el suelo, tapizada de musgo que deja a su lado izquierdo algunos apoyos para poder encaramarme a ella.

Para subirse a esta placa por arriba hay un pasito que gobierna suciedad en su cima y quiero poner algo para al menos quitarme el miedo a una caída.



Sólo encuentro a la izquierda, una laja interna, muy fina y que sé no aguatará una caída partiendo por la expansión del friend del nº1 que coloco.

Suficiente para darme la confianza necesaria.

Con delicadeza subo encajando la mano izquierda donde se apoya esta placa musgosa.

Ya encima, le sigue un caos de bloques que puedo proteger con un Alien amarillo, aunque tampoco me fío un pelo de su situación.



Los patinosos bloques que me encuentro por fin me dejan poner un seguro al lado derecho y con él la seguridad del laceo de un puente de roca.

Ahora ya no caigo al suelo.


Sigo subiendo hasta que llego a un "claro", donde hay tierra en el suelo. Aquí meto uno de los grandes excéntricos que Antonio me ha pasado.

Y también me encuentro con una de esas cosas que no quería hubiese.
De nuevo una placa musgosa en el lado derecho que está impracticable, pero que tiene un filo izquierdo descubierto, fácil de subir. Lo malo es que esta placa tiene, a su izquierda, tres grandes bloques colocados en línea horizontal, en forma de laja, encajados sólo por arriba y al aire por abajo.
Tan sólo una pequeña piedra, del tamaño de un balón, entre estos bloques y la laja musgosa consigue tan curioso a la par que espeluznante equilibrio.

- ¡Antonio! – Digo intentando no parecer aterrado
- ¡Dime! – Contesta asomando la cabeza para verme.
- ¡Tengo unos grandes bloques encima que no sé si tirare a mi paso, es mejor que te eches para atrás unos metros no vaya a ser que te caigan encima!

Tras la maniobra de Antonio, agarro la laja en bavaresa con ambas manos poniendo las plantas de los pies sobre el fondo de la grieta y comienzo a realizar los pasos como si escalara sobre delicado y fracturable cristal, muy atento a cualquier pequeño movimiento de las piedras o la laja que no quito la vista.

Aguanto la respiración para escuchar mejor si hay algún crujido.

Tras unos pocos pasos, por fin llego al final de la laja, pero ahora tengo que salir de ella y ponerme encima de los bloques.

Aterrado descubro que la parte alta está tapizada de musgo y tierra y no hay manera de agarrase a nada.
Escarbo un poco sobre el mato, pero hay demasiado.
La única opción es pisar la cuña de piedra que sujeta los tres grandes bloques.

A la mente me viene una lectura de Walter Bonatti, donde contaba como expulsaba el aire para pasar por los delicados y finos puentes de nieve y así pesar unos gramos menos y no derrumbarlos con su peso.

No sé si serviría de algo, pero lo hago a la vez que piso con delicadeza lo que sobresale de la cuña, mientras me impulso dinámicamente hacía arriba, esperando que se salga después de que pase.

No pasa nada y la cuña aguanta sin inmutarse. Parece que está más fija de lo que me imaginaba.

Respiro y me pongo contento por salir del primer atolladero del largo sin mayores consecuencias.

Pero la fiesta aun seguía, aunque por suerte tenía otro reposo de tierra casi horizontal.



Aquí la grieta se separa dejando una gran laja que va de pared a pared, siendo el lado más alto el izquierdo por donde se ha hecho una curiosa chimenea con el lateral de la grieta.

Si estuviese limpio, la mejor opción sin duda sería por encima de la gran laja, pero lo que tiene por encima, es un manto de tierra que corona un musgo forjado durante años y que es inviable escalar.

La única opción es por la chimenea, que casualmente es donde cae el agua cuando llueve, por lo que se ha convertido en una pared de mármol con nula adherencia.

Coloco un seguro en el comienzo de la chimenea, al fondo y me meto decido a escalarlo, en pasos de x, pero no consigo subir ni un metro.

Analizo el recorrido minuciosamente durante un rato.
Sé que no me puedo caer porque no puedo poner ningún seguro por encima mía.

Tras un tiempo, descubro que la mejor manera es poniendo la espalda en el lado izquierdo y los pies en la otra pared hasta llegar a un pequeño resalte del que hay que fiarse, donde apoyas el talón del pie derecho y luego agarras el filo de la gran laja para arrastrarte al final de la chimenea, donde por fin respiras.

Lo hago.

Uff…

De nuevo otra "placita" que precede el último tramo complicado del largo.
Esta vez son tres piedras. Una grande abajo y dos arriba.

La de abajo con el clásico tapizado de musgo que deja ver una fisura oblicua que se deja meter mano y proteger con un 0.5. Luego el hueco de las dos piedras de arriba deja poner un 0.75.
Tras ponerlo, me lanzo al paso desplomado sin más dilación, con tan mala suerte que el nudo de una de las cuerdas se queda enganchado en el mosquetón de la cinta, impidiéndome subir.

¡Mierda!

Intento volver a pasarlo en la otra dirección con la mano izquierda mientras cuelgo de la derecha y así deshacerme de la incomoda situación que me tiene en una posición precaria, pero es imposible con una sola mano.
Al final decido deschapar el friend y dejar caer la cinta por la cuerda quedandome sin seguro hasta el suelo.

Me doy cuenta de que si el agarre al que voy no está limpio o no es como imagino, caeré a la placita sin remedio, así que en medio de esas indecisiones cojo otra cinta del portamaterila, de mi arnés y en equilibrio consigo chapar, entre mis piernas, friend y cuerda a la vez que casi me lanzo al desconocido agarre.

¡Es bueno!

Ya encima de la piedra de abajo, mientras me recupero del esfuerzo, descubro que ahora tengo que salir por encima de estas dos piedras.
Tras analizarlo veo que más difícil de lo que parece y encima con el friend a los pies.

- ¡Antonio, llevas sacafisureros?

Coloco, con el fisurero del nº9, el mejor seguro del largo y me subo encima de las dos piedras decidido.



Ahora sólo estaba a 4m de la salida del largo pero una gran piedra muy arenosa me impide el paso a la luz.
Pruebo a subir por el lado izquierdo, pero no lo veo claro y la suciedad de los agarres tampoco ayuda.

Tras unos pocos intentos, me decanto por ir por encima de la piedra arenosa, pisando musgosos pies.
Cuando estoy agarrándola, por debajo, mientras se me desmenuza en las manos, tengo la terrible sensación de que se mueve hacia mí.
Pataleo con ella en el pecho, buscando a tientas un pie que me impulse a salir arriba. Lo encuentro raudo en el lado derecho y por fin salgo hacia la luz.

Me siento pletórico, y sonrío como si me hubieran inyectado algún tipo de droga.

Miro a mi alrededor y descubro una curiosa roca en el suelo que parece hecha adrede para lacear.

¡Reunión!


Mientras aseguro a Antonio, le oigo ya que no le veo y me escucho a mi mismo sufriendo/disfrutando en cada tramo de la vía.

Es curioso comprobar que se sienten las mismas cosas cuando se pasa por los pasos de las vías.

En la posición en la que estoy, veo la continuación de la pared de la izquierda y me empiezo a imaginar cómo podemos avanzar para hacer otro largo, cruzando la grieta que separa ambas paredes.

Cuando llega Antonio le animo a que se de ese largo que queda y le cuento como lo veo yo para dárselo, ya que es complicado de proteger.



Decidido, se lo da sin problemas y luego continua por fácil fisura hasta que encuentra un lugar donde montar reu.



Allí nos desencordamos y decidimos ir caminado hasta el otro extremo de la pared, donde comprobamos que hay posibilidad de bajar rapelando, laceando una laja, pero no nos convence ya que no sabemos como será bajar por la canal de la izquierda y la de la derecha ya la conocemos.

Nuestra primera idea es rapelar desde el árbol de la derecha de la pared, pero lo descartamos al comprobar que se puede destrepar fácilmente, hasta un par de árboles que están casi al borde donde ya se pone vertical.


Se puede apreciar, delante de Antonio, la grieta del primer largo, por la que hemos subido

Antonio va con los gatos y yo en zapatillas y descubro que no es tan sencillo como parece y que si caes te vas para abajo dando botes.

Tras un delicado destrepe por mi parte y que no llevo las FiveTen, llegamos al árbol, empalmamos las dos cuerdas por las dudas de la distancia hasta el suelo y bajamos sin mayores problemas.



Tras comer y beber nos adentramos de nuevo por la pendiente yendo con tendencia a la izquierda, siguiendo los hitos de los leñadores.



Sorprendentemente, salimos justo por el lugar donde habíamos decidido subir y donde dejamos un par de hitos.

Ya en la pista, nos damos cuenta de que no sabemos donde hemos estado y que para poder verlo no quedaba otra que subir de nuevo, esta vez por las Zetas, hasta donde se viera la parte de arriba del Collado de la Romera, lo cual implicaba unos 20min más de camino sobre lo que ya llevábamos encima.

Animado por saber donde habíamos abierto la vía, comenzamos a subir por la pista, hasta que vemos que nuestras cargas nos están retrasando, así que decidimos esconderlas en una las laderas y subir más ágiles solo con las cámaras de fotos.


Esta es la situación de la placa.



Y este el croquis de la vía, que hemos decidido llamar "¡Caroline, ve hacia la luz!" considerada actualmente, la frase más famosa de cine. El grado, pensamos que no supera el V+.



Y como toda escalada que se precie, no puede faltar la guinda del pastel.



¡Va por ustedes!

PD: Quería agradecer públicamente a Antonio, su imprescindible ayuda, ya que sin él no hubiera sido posible encontrar esta placa, escalarla, y mucho menos la creación correcta de los croquis que acompañan el post.
Gracias men!

15 de abril de 2010

HISTORIA DE UNA APERTURA ANUNCIADA [01] (ARROYO DE LOS HUERTOS Y COLLADO DE LA ROMERA)

Siempre he pensado que la culminación de la escalada en roca, es la llamada por muchos Escalada Clásica, pero si además le añades el que esa “clásica” sea una por la que nadie haya subido antes o al menos no se tenga conocimiento público de ello, ya es lo máximo a lo que se puede aspirar en este estilo de escalada.



Este finde Antonio y yo hemos conseguido llegar a ese estado no sin pocos esfuerzos, pero empecemos por el principio.


Sábado 10ABR10

Con la furgo solo me había quedado una vez a dormir en la pedra, precisamente para el estreno de esta y este finde iba a ser el segundo.
En aquella ocasión creo recordar que llegue por la tarde, pero en esta la idea era trepar antes y como era el finde después de SS, era casi seguro que la pedriza se iba a llenar en poco tiempo así que toca madrugar.

Para este día había quedado con Yago, Antonio y algunos colegas de este que tenían que volverse temprano a casa, por lo que al no coincidir nos veríamos en la zona elegida. El Arroyo de los Huertos.



Esta zona, que está situada tras el famoso Cancho de los Brezos, y que nunca me había atraído, sobre todo porque o bien sus vías eran muy sencillas o muy difíciles y además son conocidas por ser lugar habitual de ataque de desequipadores, aun así era un sitio que no conocía y allí pasamos parte de la mañana.



Las guías donde aparecen las vías, son algo caóticas, debido principalmente a que al haber desequipamientos es difícil saber donde empieza cada vía e identificarlas, bastante difícil. Así que nos aventuramos, Yago y yo, a meternos en la que creemos es la Me Patrocina Durex.



Para ello nos subimos a una repisa donde vemos una chapa, donde montamos reu.



Luego Yago sigue la línea de chapas que lleva bajo la gran piedra que tiene estas placas en su mitad.



Allí Yago descubre una chapa con un maillón que parece ser la reu.
Tras esta no hay nada más arriba, tan solo otra chapa en una placa a la izquierda con otro maillón, poco interesante, por lo que nos planteamos bajarnos, pero esa chapa con maillón no gusta mucho, así que investigo los alrededores y descubro abajo a la izquierda una reu con dos hermosas argollas que deducimos debe pertenecer a la Tres Buitres Garrapiñados, aunque desconcierta la situación ya que no parece nueva pero en las guías no sale en ese sitio.

Destrepo hasta ella y luego aseguro a Yago.



Desde esta llegamos con la cuerda de 70m hasta casi el suelo. Concretamente hasta la primera chapa antes del suelo a unos 4m del pie de vía.

Allí montó una reu con las dos chapas que están muy cerca y Yago me asegura para hacer los dos largos del tirón, encontrando algún paso aislado de Vº.



Tras esto rapelamos de nuevo y nos acercamos donde están el resto haciendo la vía Importanciosidad, de la que han quitado algunas chapas dejándola expo y sin reus.
Lo cual obliga a montar una entre bloques y luego a bajar andando por la derecha sin problemas.
La entrada de la vía de su izquierda que llaman Cat Stevens, nos atrae a Yago y a mi, así que nos animamos a darle un tiento a pesar de las recomendaciones de Antonio y Manolo de que faltaban chapas.

Yago es el encargado de poner la única chapa que se ve a unos 4 ó 5m del suelo.
Según avanza descubre el paso que avisa la guía y se ve obligado a acerarlo.
Luego hay un aleje considerable hasta otra chapa en el que no te puedes caer, con pasos de Vº.
Tras el le doy un tiento yo, pero descubro que es un paso morfológico, al menos si se gradúa como 6b+ ya que requiere de estirarse hasta llegar a una lejana fisura. Lo intento de varias maneras pero no lo consigo y también acero.
Para desmontar las chapas, aseguro a Yago desde arriba y luego me confirma que ha sacado el paso estirándose mucho.

¡Enhorabuena!


Aun es temprano y más para Antonio y yo que nos quedaríamos a dormir, así que nos acercamos de nuevo la sector Moro, del Cancho de los Brezos, donde nos despedimos de Manolo quedando Yago, Antonio y yo, número perfecto para las fotos :)



Empezamos por la bonita Friki de Galerías.

Tras esto Yago le pone las cintas finales de El Retorno del Machaca, a un grupo de chicos y chicas que andan intentando la vía.
Después y mientras los chavales le dan a la vía, me animo a probar el supuesto 6a+ que le sigue llamado Antonio Romero Menudo Portero, que no consigo darme el paso clave, excusándome en que son las 15:00 de la tarde.
Luego prueba Yago que descubre un movimiento pero no lo consigue sacar tampoco.



Luego nos decantamos por hacer la última del día El Retorno del Machaca. Bueno Antonio y yo, que Yago ya la había hecho al ponerle las cintas al otro grupo.



Para ello hemos dejado, con el otro extremo de la cuerda, pasada la primera chapa de la otra vía y escalado con el resto y así evitar el expuesto comienzo de unos 8m sin seguros con pasos de V+.

Tras hacerla sin mayores problemas, deschapao la penúltima para que se quede la última chapa, pero al ir tan recta cae demasiado.

No queda otra que hacerme el expuesto tramo sin la cuerda por arriba. Por suerte ya tenía controlado los pasos.



Tras darle Antonio, nos bajamos raudos a por algo que quedó pendiente el finde pasado. Comernos una hamburguesa entera.



Tras despedirnos de Yago, la noche se empieza hacer y toca buscar el sitio donde íbamos a pernoctar.



¿Y que mejor lugar que el concurrido parking de abajo, de Canto Cochino?

Mientras nos tomamos unas cervezas que llevo en la nevera, miramos y decidimos el camino a seguir para el día siguiente donde teníamos intención de buscar una línea nueva en algunas de las paredes en apariencia vírgenes del lado derecho de las Zetas que vimos el finde pasado, evidentemente con la premisa de sin expansivos, desde abajo, saliendo por arriba y no dejando huella tras nuestro paso salvo el croquis que hagamos después.



En el aparcamiento, mientras acabamos con las cervezas, entre otros, coincidimos con Mario, conocido de Antonio y mío y con quien he coincidido en varias ocasiones en la montaña, con quien mantenemos una animada conversación hasta que nos vamos a dormir.


Domingo 11ABR10

A las 08:00 amanece, aunque el sol se niega a aparecer hasta las 09:00, momento en el que nos desplazamos hasta el último aparcamiento de camino a las Zetas, por donde habíamos decidido atacar las paredes.



La intención es ir por el camino que lleva a la Charca Verde.



De camino y como vamos con tiempo, nos paramos en una curiosa piedra que ya nos mostraban los chicos del Subidos al Peñasco hace unos años.



A demostrar que si que he estado en la Charca Verde.



Para luego ya ponernos serios y con el GPS de Antonio, usando tan solo el altímetro, junto con el mapa, decidir donde saldríamos del camino para llegar a lo que creíamos serían unas placas que vimos el anterior finde desde las Zetas.



Pero metidos en el tupido bosque es muy difícil identificar nada.



Sabemos que la cima de la placa está sobre los 1.400m de altitud por lo que tan solo debemos seguir hacia arriba una vez nos obliga el Arroyo de los Hoyos a subir por el macado camino de la derecha del río.

Para ello decidimos marcar con un hito una gran piedra del camino y luego otra un poco más arriba para indicar el “camino”

Nos sorprende comprobar que hay muchos antiguos hitos, llenos de musgo, diseminados por toda la ladera del pinar que ascendemos.
Deducimos que deben ser puestos por los leñadores ya que por todos sitios hay antiguos montones de troncos cortados y ya descascarillados.

Tras algo más de una hora y media de “camino” buscando por donde pasar mejor, llegamos a un claro donde hay unas placas de roca.



Son demasiado pequeñas para identificarlas en el mapa y sus curvas de nivel, pero sabemos que aun nos queda ya que el GPS no marca aun los 1.300m

Seguimos subiendo, pero esta vez por las mismas rocas ya que es más sencillo avanzar que por la maleza, jaras, etc.



Media hora después descubrimos otro antiguo hito y a su derecha entre pinos, descubrimos unas paredes de unos 25/30m de alto.



¿Será esto lo que buscamos?

No lo parece. Pero enseguida descubrimos interesantes líneas claramente vírgenes y con imperiosa necesidad de limpieza de bloque sueltos en algunas de sus evidentes líneas.



Son las 12:30 y los dos ya estamos cansados de buscar así que decidimos dejar las mochilas al final de la ladera e investigar donde nos encontramos, subiendo lo más que nos deje el terreno.

Mientras estamos avanzando descubrimos una peculiar grieta en la roca.



Me recuerda a vías como la Normal del Pájaro o el Yelmo, pero bastante más pinas y tan difíciles de subir como llenas de musgo.
Aun así, la línea nos atrae a los dos por lo que decidimos subir por el lado derecho para ver si tiene salida por arriba y las posibilidades de descenso para no vernos obligados a usar alguno de los dos clavos que llevamos porsiaca.

No tardamos en descubrir la salida de la grieta y la posibilidad de bajar sin usar más que nuestras piernas.



La emoción de subir por un sitio desconocido, si habrá algún paso infranqueable, si la suciedad podrá con nuestras esperanzas, si algún bloque nos pegará algo más que un susto durante la escalada, si conseguiremos salir por arriba...

Decididos sacamos todo el material y colocamos las cuerdas en el pie de vía, no vaya a ser que nos quiten la línea! jejeje

Con más peso del que pueden soportar mis caderas colgado del arnés, decido dejar a la niña en la mochila ya que no sabía lo que me iba a encontrar ni tener que pasar y mejor que los

Lo siento pequeña, pero te tendrás que esperar a píe de vía.




Continuará…